Pan de Yuca (Panecillos de Queso y Almidón de Yuca)
Textura suave por dentro, ligeramente crujiente por fuera, y con ese sabor irresistible del queso fundido.

2 tazas de almidón de yuca (también llamado fécula de mandioca o tapioca) – aprox. 240 g
1 taza de queso rallado (mozzarella, queso costeño, queso fresco o una mezcla) – 100 a 120 g
1 huevo grande
2–3 cucharadas de leche (ajustar según la humedad del queso)
1 cucharadita de polvo de hornear (opcional, para que queden más esponjosos)
1 pizca de sal (solo si el queso no es muy salado)

Mezcla los ingredientes secos:
En un bol grande, combina el almidón de yuca con el polvo de hornear (si usas) y la sal.
Añade el queso rallado:
Incorpora el queso al bol y mezcla bien para que se reparta de manera uniforme.
Agrega el huevo:
Añade el huevo batido y mezcla. La masa comenzará a unirse.
Añade leche poco a poco:
Incorpora 2 cucharadas de leche y amasa con las manos hasta formar una masa suave, maleable y sin que se pegue a los dedos. Si está muy seca, agrega un poco más de leche (media cucharada por vez).
Forma los panecillos:
Divide la masa en porciones pequeñas y forma bolitas del tamaño de una nuez o un poco más grandes.
Hornea:
Coloca las bolitas en una bandeja con papel vegetal o ligeramente engrasada.
Hornea durante 15–20 minutos, o hasta que estén ligeramente doradas por fuera y bien infladas.

Se pueden comer calientes o templados. Recién hechos están en su mejor punto.
Puedes congelarlos ya formados (sin hornear) y hornearlos directamente cuando los necesites.
Para una versión más aromática, añade una pizca de comino o anís molido a la masa.
Si quieres una corteza más dorada, pincélalos con un poco de huevo batido antes de hornear.
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